sábado, 24 de enero de 2009

Los monjes budistas se convierten a la ciencia

Los monjes budistas se convierten a la ciencia

Un proyecto organiza seminarios y experimentos para los religiosos del monasterio indio de Sarnath

ELISA RECHE - NUEVA DELHI - 24/01/2009 20:30


La relación entre religión y ciencia nunca ha sido sencilla. Lo que la religión explica a través de la creación divina, la ciencia lo demuestra con experimentos.

Pero la comunidad tibetana exiliada en India ha decidido romper con este esquema y se muestra dispuesta a reunir ambas visiones, ya que, como afirmó Einstein, "si existe alguna religión que pueda satisfacer las necesidades científicas modernas es el budismo".

En el monasterio budista de Sarnath, en el estado septentrional indio de Uttar Pradesh, alrededor de 30 monjes han puesto en marcha experimentos relacionados con la luz junto al equipo del Exploratorium, el museo de las artes y la ciencia de San Francisco, para más tarde trasladar estos conocimientos adquiridos de primera mano a sus propias comunidades y transformarse en líderes científicos.

El Dalai Lama fomenta la colaboración con neurocientíficos

Sarnath es uno de los lugares más importantes para esta religión, ya que Buda impartió allí sus primeras enseñanzas. Desde este lugar el budismo se expandiría por toda Asia para después desaparecer prácticamente en su país de origen. Durante varios días también se ha convertido en la plataforma para la expansión científica entre la comunidad budista.

Los profesores del Exploratorium utilizan cajas de cartón y láminas de plástico reflectantes para crear peculiares artefactos que recrean el comportamiento de la luz. Los monjes escriben sus deducciones sobre lo observado y más tarde repiten ellos mismos los experimentos.

"Organizamos estos talleres científicos porque creemos que el conocimiento no debería ser un monopolio en manos de poca gente. Carecemos de conocimiento moderno, lo que se traduce por ciencia y tecnología, de modo que es muy importante que los monjes estudien ciencia, además de filosofía budista, para poder ayudar a otros", explica Geshe Lakhdor, director del proyecto Ciencia para Monjes, responsable de esta iniciativa.

«Los monjes son unos estudiantes extraordinarios»

Sin fricciones

Ciencia para Monjes comenzó a organizar este tipo de talleres en 2000 y los religiosos ya han profundizado en materias como el color, entre otros aspectos de la física. Los monjes se sienten particularmente interesados por la neurología y las actividades del cerebro, según refleja en su blog el equipo del Exploratorium.

El propio Dalai Lama ha alentado a los monjes a colaborar con neurocientíficos para investigar qué ocurre en el cerebro durante la meditación y se encuentra particularmente intrigado por los conceptos budista y científico de la mente. El premio Nobel de la Paz ya abogó por la compatibilidad entre ciencia y budismo en su libro El universo en un solo átomo, publicado en 2005.

El máximo líder budista ya experimentó una enorme fascinación por la ciencia y los mecanismos desde niño, como cuando se quedó profundamente asombrado al ver por primera vez un reloj. Ya adulto, el Dalai Lama también comprendería que el aislamiento de la modernidad había dejado desprotegido al Tíbet.

Lakhdor no cree que haya fricciones entre religión y ciencia. "Hay que estudiar las diferencias entre ambas y pensar sobre ellas, y las similaridades que surjan reforzarán ambas disciplinas", señala. La Biblioteca de Obras Tibetanas y Archivos de la localidad india de Dharamsala, sede del Gobierno del exilio tibetano, publica una revista científica bilingüe en inglés y tibetano y ha traducido a esta última lengua varios libros sobre física.

Ciencia para Monjes prevé la continuación de este mismo taller durante el próximo mayo en el monasterio de Bon, en la localidad norteña india de Solan, y en Dharamsala, en colaboración con la Universidad de Emory en Atlanta. Durante cinco semanas profesores de esta universidad estadounidense impartirán a los monjes enseñanzas sobre física.

"Son unos estudiantes extraordinarios", afirma Mark St John, director de un centro sobre educación científica en Inverness, California, en declaraciones a la revista New Scientist. "Prestan una atención absoluta y un entusiasmo propio de niños, y además están muy acostumbrados a trabajar en equipo". 

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