martes, 19 de agosto de 2008

ASANGA

Asanga y el yogachara

Fundadores de la tradición yogachara
Asanga y su hermano Vasubandhu destacan entre los padres fundadores de la tradición yogachara del budismo mahayana. El impacto que causaron en todos los desarrollos posteriores del budismo mahayana fue enorme, donde algunos siguieron al yogachara y otros se opusieron a él.


Trasfondo filosófico en la vida de Asanga y la doctrina sólo mente
En el Sutra Samdhinirmochana, un sutra definitivamente yogachara, el Buda explica que los objetos que se perciben de manera externa y las imágenes que se perciben en la meditación no son más que el producto de “ideas”. No son otra cosa que la actividad de la mente. Esta doctrina de “sólo mente” es la enseñanza central del yogachara. Ésta no implica que todo sea un “producto” de la mente (lo cual reduciría a la mente a una especie de “materia” universal) sino que todo lo que experimentamos depende de nuestra mente. Todo cuanto percibimos, sentimos o pensamos es parte inextricable de un proceso mental y todo lo que nos sucede, en cualquier nivel, en esencia no puede ser diferente a la mente que lo experimenta. Si lo fuera, serían completamente inaccesibles entre sí.


La meditación en el yogachara
Por medio de una práctica de meditación muy intensa es posible adquirir una viva convicción de la identidad esencial del mundo de la experiencia y el mundo de los procesos mentales. Uno llega a percibir ambos como vijñaptimatra, “simple ideación” y, así, cuando no queda nada a qué aferrarse deja de haber apego y uno trasciende la dualidad ilusoria.


Disputas de las antiguas escuelas del mahayana
Los seguidores del yogachara o yogacharis declaraban que los seguidores de la escuela del madhyamika, los madhyamikas, que eran seguidores del pandit Nagaryuna, fueron demasiado lejos al negar la posibilidad de que algo pudiera tener una existencia inherente. Aquéllos afirmaban que había algo que en verdad existía y ese algo era la Mente. Los madhyamikas se ocuparon de eliminar las afirmaciones ontológicas que se habían colado en el budismo a través de la tradición del abhidharma. La ontología es la parte de la metafísica que se refiere a la naturaleza de la existencia o del ser como tal.


Todos los dharmas son shúnyata
Se dice que los dharmas (es decir, los elementos constituyentes del mundo y los eventos mentales) de los abhidharmikas eran entidades ontológicas. Dicho de otro modo, tenían una existencia esencial. Los madhyamikas contradijeron esto replanteando la enseñanza del Buda acerca del camino medio entre la existencia y la inexistencia. “Todos los dharmas son shúnyata”, afirmaron y con shúnyata se referían a la total ausencia de una existencia inherente.


La mente realidad
Los yogacharis lo contemplaron de otra manera. “Yogachara” se puede traducir como “la vía (o la aplicación) del yoga” y su enfoque se concentró en las profundas experiencias de percepción clara que surgen en el transcurso de la meditación. En el contexto de tales experiencias analizaron el flujo de los procesos mentales y aplicaron la enseñanza del origen dependiente de un modo psicológico en vez de ontológico. Para ellos, la “vacuidad” no significaba la inexistencia esencial de la mente, lo cual pensaban que caía demasiado dentro del nihilismo. En cambio, consideraban que significaba la ausencia de todo dualismo entre el sujeto que percibe y el objeto percibido. La percepción cabal de esto daba lugar a la experiencia de tathata, “una cualidad intrínseca”, que con el tiempo llegó a identificarse con la naturaleza búdica. Los madhyamikas veían con suspicacia este enfoque, ya que les parecía que permitía una especie de “sustancialismo” y el volver a admitir una “esencia” que con tanto esmero se había extirpado ya.


Los debates del camino medio
Todavía, hasta hoy, continúa esa aparente tensión entre ambos enfoques. Diferentes escuelas y tradiciones del mahayana debaten en torno al camino medio. Quizá la única verdad es que tales disputas son inevitables. Después de todo, el camino medio exacto es inexpresable y cualquier afirmación acerca de cómo son las cosas en realidad tenderá, de manera inevitable, a apuntar hacia la existencia o la inexistencia, aunque sea muy ligeramente.


La vida de Asanga
Se cree que Asanga vivió entre los años 310 y 390 de nuestra era. Fue el mayor de tres hermanos, hijos de un brahmín, sacerdote de la corte en Purusapura (hoy Peshawar) en lo que entonces era el reino de Gandhara. Todos los hermanos llegaron a ser monjes en la orden sarvastivada.
Los sarvastivadines, “los que afirman que todo existe”, creían en la realidad de los objetos externos de la conciencia y, en ese tiempo, su antigua tradición escolástica era prominente en Gandhara.


Asanga y la Perfección de la sabiduría
Sin embargo, mientras hacía sus estudios, Asanga se encontró con los sutras del Prajñaparamita (los textos de la Perfección de la sabiduría) del mahayana que, para entonces, estaban revirtiendo ya a las escuelas escolásticas establecidas del budismo en favor de una vida dedicada a la compasión activa.


Asanga parte para meditar en busca del buda Maitreya
Como Asanga no lograba comprender esos textos ni recibía para ello ayuda de sus maestros se retiró al bosque para meditar.
Ahí, según la leyenda, entró en una cueva decidido a no dejar la meditación hasta que el buda Maitreya se le manifestara. Sin embargo, después de tres años sin obtener resultados salió de su cueva desanimado. Cerca de ese lugar se encontró con un hombre que estaba haciendo una aguja con un perno de hierro, el cual tallaba con un pedazo de algodón.

Los siguientes seis años de meditación
Cuando Asanga vio la faena que realizaba aquel herrero retornó su resolución y volvió a la cueva, donde meditó sin rendirse durante seis años más. De todos modos, Maitreya seguía sin aparecer. Descorazonado, Asanga volvió a dejar su cueva y fuera de ella vio una roca que había sido desgastada por una gotera constante y por el roce de las alas de las aves que pasaban por ahí.


Su meditación continúa por otros tres años más
Una vez más, su paciencia regresó y retomó su meditación, ahora por otros tres años. Al final, después de doce años sin obtener el resultado que esperaba, se desesperó por completo y salió para volver a su monasterio.


Encuentro con la perra vieja
En las afueras de un poblado vio a una perra vieja que tenía las patas traseras cubiertas de gusanos. Se compadeció de ella y por tratar de aliviar su sufrimiento entró en un conflicto, ya que no sería capaz de destruir a esos gusanos. Lo que hizo, en cambio, fue cortar un pedazo de carne de su propio muslo y ponerlo cerca de la perra. Luego, sacando la lengua, se preparó para transferir a las larvas una por una. La herida tenía un aspecto tan desagradable que tuvo que cerrar los ojos.


Maitreya se presenta al fin
De pronto, Asanga oyó un fuerte sonido y abrió los ojos. Ante él, esplendoroso, estaba Maitreya. A pesar de su alegría, Asanga exclamó sin pensarlo: “¿Por qué nunca viniste a mí durante los doce años que estuve meditando?”.
Maitreya respondió, “estuve contigo todo el tiempo pero no podías verme porque no sabías lo que era sentir una gran compasión. Trata de llevarme al pueblo sobre tus hombros para que la gente me vea”. De modo que Asanga cargo a Maitreya sobre sus hombros y lo llevó por todo el pueblo, con la esperanza de que los habitantes vieran al Buda, mas nadie en el pueblo vio a Maitreya y apenas una anciana se fijó en la perra.


Asanga va al cielo Tushita
Maitreya llevó a Asanga al cielo Tushita donde estudió el Dharma 50 años. Cuando por fin retornó a la India llevaba consigo una gran cantidad de importantes textos del yogachara.


Posibles significados del simbolismo del viaje de Asanga
Es posible que esta leyenda apunte hacia elementos muy significativos sobre los orígenes del yogachara. El cielo Tushita, al igual que todos los cielos en el budismo, es la contraparte objetiva de los estados mentales más elevados que se experimentan en la meditación. Maitreya vive en el cielo Tushita, por lo que quizás Asanga lo vio en su meditación.


Posible encuentro de Asanga con el ermitaño Maitreyanatha
Por otro lado, se dice también que quien le enseñó acerca de la doctrina yogachara fue Maitreyanatha, que vivió alrededor de los años 275 al 350. Posiblemente Asanga lo conoció como una especie de filósofo ermitaño durante su largo retiro.


Textos clave del yogachara
El Yogacharabhumi de Asanga es un texto clave del yogachara. Básicamente, se trata de un manual de meditación y práctica. Empieza con una introducción a la meditación de la atención consciente, enfocándose en el propio cuerpo, en sus sensaciones y sus pensamientos, así como en los dharmas, tanto en uno mismo como en los demás. A través de esto surge una percepción preliminar que profundiza en la indistinción entre yo y los demás. Luego, otras meditaciones ahondan sobre esta percepción en niveles cada vez más sutiles. Al eliminar poco a poco la actividad mental que da lugar a la percepción de la dualidad, el practicante atraviesa las diversas etapas del sendero del bodhisatva. Al final, experimenta “un giro en el asiento más profundo de la conciencia”, tras el cual uno mora en un tathata (un atributo fundamental) indiferenciado y puro. Este enfoque adoptó con libertad el análisis que el Abhidharma hace del yo y el mundo, descomponiéndolos en dharmas y lo incorporó a la visión mahayanista del universo.


Asanga convierte a su hermano
Asanga continuó hasta convertir a su hermano Vasubandhu al mahayana y, particularmente, al estilo yogachara. Juntos, ambos hermanos ejercieron una enorme influencia en el pensamiento y la práctica budista de su época.


Fuente: Teachers of Enlightenment, Kulananda, Windhorse Publications.

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